jueves, 24 de septiembre de 2009

Fwd: FW: IEPS - Cerveza

Mi opinión es que los norteños podrían derrocar al gobierno por el sólo impuesto a la cerveza.
Cada quien interprételo como guste.
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Saludos, RegioEnResistencia





Los lloriqueos de uno de los principales impulsores de la candidatura de Calderón y de la continuidad del fracasado modelo económico.
 
Material bueno para poder emprender el proyecto del presupuesto que anteriomente les he comentado. 
saludos
Sergio





From:
Subject: IEPS - Cerveza
Date: Tue, 22 Sep 2009 20:47:52 -0500

Les comparto este correo del Director General de Femsa
 
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Septiembre 2009
 
 
Estimados compañeros:
 
Como mexicanos es importante que estemos enterados y entendamos el entorno que estamos viviendo, sobre todo cuando está en juego el bienestar de México, de nuestra sociedad y por supuesto de nuestras familias.
 
Por eso hoy quiero hablarles de la propuesta de presupuesto y reforma fiscal que el gobierno está revisando, y los efectos que traerían al país y a la empresa si se aprueba tal como está.
 
Esta propuesta es una solución simplista a un problema complejo. Su objetivo principal es recaudar el déficit de 300 mil millones de pesos que tiene el gobierno, pero no ve los efectos que podría tener en el empleo y la competitividad en el largo plazo.  Sólo refuerza el ciclo de crisis que estamos viviendo, en lugar de romper las causas de fondo para impulsar la economía.
 
No estamos en contra de pagar impuestos, al contrario, creemos que todos tenemos la obligación de hacerlo. Pero no a través de reformas desequilibradas que afectan a industrias que, como la cervecera, por muchos años hemos contribuido y pagado puntualmente, además de impulsar la economía del país con inversiones constantes, exportaciones crecientes, consumos agrícolas muy grandes y sobre todo, generando muchísimos empleos directa o indirectamente.
 
Actualmente la industria cervecera mexicana paga el 25% de Impuestos Especiales a Producción y Servicios (IEPS) sobre sus productos, que junto con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) da una carga fiscal del 43.75%, es decir que de cada cerveza que vendemos ese porcentaje se entrega al gobierno.
 
Sin embargo, ahora quieren incrementar 3 puntos porcentuales de IEPS del 25 al 28%, es decir 12%, que si se suma al impuesto del 2% para combatir la pobreza y al IVA, llegaría a una carga fiscal de 50%, es decir que de cada peso de cerveza que vendamos 50 centavos se irán al gobierno.
 
Esto impactará el precio en nuestros productos un 11%: 6% por impuestos y  5% por inflación esperada y por consecuencia, caerían mucho los volúmenes de venta, que a su vez podrían generar la pérdida de decenas de miles de empleos, entre productores de cebada, meseros, pequeños comerciantes, transportistas, vendedores, servidores turísticos y de espectáculos, etc.
 
Una vez más, por problemas coyunturales se afectaría la estructura de toda una industria. Nos sucedió en 1985 por el terremoto y en 1997 cuando bajó el precio del petróleo, y aunque la propuesta incluía bajarlos posteriormente, esto nunca sucedió. Por eso decimos que la reforma es "más de lo mismo", cobrar "más a los mismos", pero no arreglar los problemas de fondo, ampliando la base de contribuyentes y haciendo menos costoso y más fácil pagar los impuestos.
 
Estoy seguro que muchos de nosotros alguna vez hemos tenido que apretarnos el cinturón y tomar decisiones difíciles por el bien de la empresa o de la familia, aunque esto implique algunas privaciones. Y eso es lo que creo que debería hacer el gobierno, revisar sus programas, para asegurar que los recursos se gasten de forma eficiente y sobre todo, anteponer el bienestar de México, a los intereses particulares.
 
Les reitero, estamos dispuestos a continuar contribuyendo al bienestar del país, siendo ejemplo en la recaudación y pago de impuestos, pero también tenemos que exigir que todos los sectores lo hagan de forma equitativa. Por eso los invito a que expliquen a sus familiares, amigos y personas que los rodean estos puntos, para que entiendan el daño que pueden hacerle a la industria.
 
Anexo el artículo "No aprendimos" de Leo Zuckerman, publicado el día de hoy en el periódico Excélsior, ya que considero importante que conozcamos la opinión de un experto en el tema.
 
Un fuerte abrazo,
 
José Antonio Fernández Carbajal
 
 
 
 
No aprendimos
Por: Leo Zuckermann
 
 
No hay duda: México volvió a dilapidar el dinero del segundo boom petrolero del último medio siglo. No aprendimos: el gobierno mexicano es un desastre para administrar los recursos de la sociedad. A los gobernantes les gusta gastar, no invertir. Somos como una familia que se ganó la lotería y fue inmediatamente a gastarse el premio en puras borracheras. Lo increíble es que la familia volvió a sacarse la lotería y fue a hacer lo mismo, pero en diferentes cantinas.
 
La primera borrachera fue en los años 70 durante el sexenio del presidente José López Portillo. Ahí nos sacamos la lotería por primera vez. Mientras que los países árabes hacían un boicot petrolero a las naciones occidentales después de la Guerra de Yom Kipur, lo cual elevó los precios del crudo, México descubría grandes yacimientos de hidrocarburo en la Sonda de Campeche. Fue entonces cuando López Portillo anunció: "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia". Todavía lo recuerdo. Había un ambiente festivo en el país. Nos habíamos sacado el premio mayor.
 
Pero el gobierno federal se emborrachó. Dilapidó la riqueza petrolera. No sólo eso. Los recursos no le alcanzaron para la fiesta y se endeudó. Muy pocas fueron las voces sensatas en aquellos tiempos que alertaban de una probable caída en los precios del crudo y un incremento de las tasas de interés mundiales, lo cual efectivamente ocurrió. Se acabó la borrachera. Vino, entonces, la prolongada y dolorosa cruda de los años ochenta. En vez de administrar la abundancia, se tuvieron que administrar las penurias.
 
A la llegada del nuevo milenio, México se volvió a sacar la lotería. La entrada de China e India a la economía capitalista disparó un aumento sin precedentes de las materias primas incluido el petróleo. Entre 2002 y 2008, los ingresos por la exportación de crudo se duplicaron en términos reales. ¿Y qué hizo el gobierno? Por increíble que parezca, se volvió a emborrachar. Pero en esta ocasión, en lugar de que la fiesta fuera en la "cantina federal", la borrachera fue en la de los estados. Es ahí donde fue a parar gran parte de la riqueza petrolera. Los gobernadores, sin muchos pesos y contrapesos, con regímenes bastante opacos en gasto público, dilapidaron, una vez más, la segunda abundancia del petróleo.
 
Los números no mienten. En una década, entre 1999 y 2009, el gasto público real creció 93 por ciento. Sin embargo, el Producto Interno Bruto, que mide el tamaño real de la economía, sólo creció 18.5 por ciento. Evidentemente el gasto gubernamental no sirvió para fomentar el desarrollo económico.
 
Es triste: no aprendimos de nuestros errores del pasado. Los gobiernos —el federal, los estatales o los municipales— son malos administrando la riqueza de la sociedad. Gastan mal. Privilegian el dispendio superfluo a la inversión que genera crecimiento y empleos. Se van de farra cuando tienen dinero. En tiempos de vacas gordas no guardan suficiente dinero para cuando vengan las vacas flacas. Y ahora, una vez más, han llegado tiempos de penuria. Y uno se pregunta: ¿dónde quedó todo el dinero del segundo boom petrolero?
Resulta inevitable recordar aquella frase famosa del entonces presidente estadunidense Ronald Reagan: "El gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es el problema". Porque los gobiernos en México, independientemente de cuál sea el partido gobernante, no saben gastar, sobre todo en tiempos de abundancia. Y lo peor del caso es que abundan los políticos convencidos de que la mejor manera de rescatar la economía es que el gobierno siga gastando más, y más, y más.
¿Hasta cuándo aprenderemos?
 
Los gobiernos en México no saben gastar, sobre todo en tiempos de abundancia.


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