(para la próxima mesa del domingo 4( se trasladó al 11) de noviembre 2007)
Otros autores exponiendo su reflexión sobre los errores cometidos en movimientos de izquierda. Haciendo énfasis sobre los extremistas (ultras) de ambas alas.
Pensar y reflexionar, nosotros a su vez, sobre estos temas, es posible que nos ponga en alerta para definir-y-actuar nuestro movimiento (resistencia pacifica obradorista).
Notas y (hasta donde me sea posible) resumen del libro El radicalismo pequeñoburgues, de Gustavo Hirales, Liberato Teran y Humberto Sotomayor. Universidad Autónoma de Sinaloa, México 1978.
En el primer artículo (La historia pasaba por mi lado) de este libro, su autor Humberto Sotomayor Salas, hace un recuento y reflexiona sobre su experiencia –de diez años- como dirigente que fué (año 1968), del MIR, en Chile.
La gran mayoría de nuestros errores en la organización en que milité, y en otras con ideas similares, se deben a la falta de análisis científico de la realidad. (Tenía) una visión idealista y no científica de la realidad. Pero una visión realista y científica (nos puede) conducir a las decisiones correctas para desarrollar la lucha de masas. La dirección de nuestra organización estaba integrada solo por personas que provienen de la pequeña burguesía (no habían obreros ni campesinos), eran exclusivamente intelectuales.
¿Porque la pequeña burguesía llegó a organizarse políticamente y adoptar posiciones extremas?- porque al ver frustrados sus anhelos, busca luchar por sus reivindicaciones. A esto se agrega una clase obrera, el sector mas pujante, aumento del sector lumpen (la gente que migra del campo a la ciudad) y una continua y ascendente cesantía. La pequeña burguesía históricamente oscila, pero (al final) se ubica al lado de la clase más fuerte y nunca toma posiciones independientes.
¿Por qué nosotros (habla del movimiento armado del MIR en Chile contra la dictadura de pinochet y el fascismo) tomamos posiciones extremas? - debido primero a una profunda y arraigada concepción idealista (en el sentido filosófico) de la realidad (aun cuando nos declarásemos marxistas leninistas y materialistas). No (observábamos la realidad objetiva) al hacer prevalecer los sentimientos (sobre) la realidad , en especial la voluntad (la pequeña burguesía busca sus logros por medio de la voluntad al puro estilo “self made man”), aparecían también otras características del revolucionarismo pequeñoburgues; el inmediatismo (no podíamos esperar…), éramos ignorantes de la historia (todo se podía hacer en un día, pretende esa pequeña burguesía saltar etapas históricas) .(Pensábamos saltar la etapa democrática directamente hacia el socialismo; dar por canceladas las formas políticas de lucha para iniciar las formas armadas. Saltar formas de lucha aun vigentes como la electoral parlamentaria).
El vanguardismo (estuvo) en todas nuestras políticas; (muestro) en un ejemplo, como (ese vanguardismo) nos hizo coincidir con los fascistas: a los pocos días del golpe (militar pinochetista), aprovechando la campaña de la dictadura que decía que el gobierno popular (de Allende), (era corrompido, en un documento que publicamos dijimos que (ellos), (el gobierno popular) se corrompió, pero nosotros no. Para la dictadura y para nosotros el gobierno popular estaba desprestigiado –aprovechando la coyuntura queríamos ganar las masas a nuestro favor- haciendo propaganda de nuestra pureza y nuestra ausencia de compromiso con el gobierno popular.
Trazamos una línea divisoria entre los partidos de izquierda y nosotros, para desprestigiar a los dirigentes populares (en el caso del problema de asilo) y de nuevo estábamos coincidiendo con el fascismo, que alegaba que los dirigentes habían abandonado al pueblo.
¿así quedábamos bien ante la dictadura, para que no nos acusara de lo mismo que a los partidos populares?, ¿no éramos oportunistas cuando argumentábamos que no habíamos participado en el gobierno y que el golpe fué contra el gobierno, para así salvarnos de acusaciones?
Nuestros antecesores esta(ban) en el anarquismo, trotskismo y maoísmo, corrientes muy emparentadas entre si. Éramos descendientes directos de Trotsky, su teoría de la revolución permanente, nos interesaba su versión de los clásicos, mas que los clásicos mismos.
Mao era nuestro ideólogo; la interacción de los contrarios (omitir situaciones específicas y elaborar contradicciones sociales en forma subjetiva para luego tratar de agudizarlas al máximo) era la guía teórica de nuestra política. El maoísmo tiene no poca influencia del revolucionarismo pequeñoburgues. Las tesis militares maoístas, de la guerra prolongada, dado que desconfía de las fuerzas internas de la revolución, llega a afirmar que la forma mas alta de la revolución es la toma de poder político por medio de la fuerza armada. Para el maoísmo, campesinos, estudiantes, pequeña burguesía son las clases motrices. Califica al movimiento comunista de agentes del imperialismo, pasivos ante sus agresiones, de rehuir el combate. Es clásico del maoísmo asignar a los trabajadores el papel de espectadores pasivos en la lucha entre un grupo de valientes y la reacción. También las concepciones de Marcuse (nos guió); la de las potencialidades revolucionarias del movimiento de masas autónomo, sin dirección política. De Franz Fanon; nos influyo en considerar que los obreros junto con los pobres del campo y la ciudad (los marginales), eran las clases motrices. De Regis Debray (tomamos) su negación del partido, de la lucha armada como un principio en si, y su, en aquel tiempo, sutil anticomunismo.
Teníamos nuestra interpretación de la revolución cubana; quienes la hicieron sabían bien que la aplicación creadora ( y no como aplicación de una receta)de principios generales a una situación concreta, es muy diferente a trasladar mecánicamente (la lucha armada- la guerrilla).Sin considerar tiempo, situación concreta. Nosotros intentamos la lucha armada cuando estaban las condiciones democráticas para que triunfara electoralmente Allende. El mismo Che señalo que “el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica” (Guerra de guerrillas). La revolución cubana se desarrolla gracias a que no fué dogmática al interpretar el marxismo-leninismo. En cambio, nosotros transformamos el dogma en una forma de lucha.
En cuanto al movimiento comunista, al campo socialista en general, a la URSS en particular, le tenía una gran desconfianza. Entendía la distensión, al igual que muchos grupos como el nuestro, como pretexto para no luchar, que favorecía al imperialismo y a los gobiernos, que en América Latina era un freno a las revoluciones. Por el contrario, el partido comunista cubano se pronuncia a favor de reconocer los logros de la URSS y de su partido comunista. Fidel Castro mismo dice en la Conferencia de los No Alineados; que no se conoce una sola causa justa que no haya sido apoyada por la URSS. Entonces me inquieto y reviso los hechos políticos.
Nuestro rechazo por la URSS era prejuicio e ignorancia, para nosotros los gobiernos socialistas no representaban al pueblo, no eran el gobierno del pueblo, eran solo superestructuras burocráticas. Al campo socialista lo considerábamos “reformista”. Al movimiento comunista internacional pretendíamos disputarle en América Latina la vanguardia de la revolución (lo que no ha cambiado sino aun se ha acentuado) (año 1978).
Durante el gobierno de la Democracia Cristiana intentamos acciones armadas. Nuestro aislamiento de las masas era increíble. Por nuestro fuerte voluntarismo estábamos convencidos que “un grupo relativamente pequeño de hombres decididos y bien organizados, estaría en condiciones no solo de adueñarse en un momento del timón del Estado, sino…arrastrar a la revolución a las masas del pueblo y congregarlas en torno al puñado de caudillos” ( el au. Cita a Engels “Introducción a la lucha de clases en Francia”). Estábamos
–nos dimos cuenta-, aislados de las masas al final del 71, quisimos acercarlas, disputándoselas a la Unidad Popular y no a la burguesía. La historia pasaba por nuestro lado. {¡}
Con la elección de Allende pudimos haber aportado nuestra experiencia, haber entrado a la Unidad Popular, pero la empañamos (nuestra aportación) con nuestra política de disputarle las masas y otras políticas que no ayudaron al proceso. Particularmente errada era nuestra posición respecto del gobierno popular y la Unidad Popular, a Allende y a su gobierno los calificábamos de reformistas.
Como no considerábamos importante la estabilidad del gobierno (de Allende) tuvimos una (cierta) política de alianza que, al leer el informe de la Comisión del Senado Norteamericano sobre las actividades de la CIA en Chile (el informe Church) comprobé con gran amargura, que las políticas que habíamos detentado eran deliberadamente utilizadas para debilitar al gobierno .(Favoreció a ese debilitamiento; nuestra política de tomas de tierras, fundos y de industrias que nos presentaron como partidarios de tomas indiscriminadas, por la poca experiencia de nuestros militantes, la influencia difusa de nuestras políticas. Quisimos aplicar en forma mecánica y dogmática las experiencias de otras épocas y ganar a las fuerzas armadas FFAA, planteando consignas, tareas, acciones que influyeran en la conciencia de sus miembros. Pero el modo de hacerlo fue aprovechado para atacar al gobierno y tuvo un efecto contraproducente.
Pensábamos que la Unidad Popular no era el mejor instrumento para luchar por el socialismo, organizamos un (grupo- el polo revolucionario) para dividir a la UP, y luego oponerse “desde la izquierda” al gobierno (de Allende), para “obligarlo” a una política diferente. El estimulo a ese tipo de políticas figuraba en los planes de la CIA para derrocar al gobierno (de Allende). Estábamos convencidos que el gobierno iba a terminar traicionando y reprimiendo al pueblo, entregándose a la burguesía (lo suponíamos con base a que tenia dialogo con la DC y por la presencia de ministros militares). Esperábamos “el momento en que se produjese la ruptura entre el reformismo y el movimiento de masas”. Nuestra meta era catalizar la ruptura y estar preparados para romper con el “reformismo”.
Esperábamos el golpe creyendo que iba a ser favorables a nosotros; los partidarios de la UP sin experiencia conspirativa se paralizarían y nosotros por el contrario nos desarrollaríamos, con el golpe, el gobierno y la UP (a quienes considerábamos el principal obstáculo para llevar a cabo nuestras políticas) desaparecerían. Es evidente que no entendimos el carácter del golpe; lo que teníamos en Chile era un fascismo, no una dictadura mas, no comprendíamos la necesidad de una política de alianzas flexible. Supusimos que a la dictadura la debilitaríamos y en tres años desatábamos la guerra civil en su contra; no pudimos realizar ni una sola acción armada. Sin armas, sin hombres, sin organización en Chile, sin dinero, sin apoyo internacional de ningún tipo, las pretensiones de guerrilla no son sino frases, palabrería.
Los partidos de Unidad Popular, después del repliegue inicial, se reorganizaron. Afianzaban sus posiciones, se fortalecían en vez de dividirse (como lo pretendíamos) y recibían importante apoyo internacional.
Hoy invito a mis compañeros a dejarse influenciar por la realidad, a escuchar la voz de conductores del pueblo que tanto admiramos, a salir de esquemas, idealismos y dogmas, a no renunciar al debate ideológico que hoy es más importante que nunca.
Hoy estoy convencido de haber estado profundamente equivocado. Aislados del movimiento comunista internacional es imposible ni siquiera pretender luchar contra el imperialismo. El fascismo en Chile es eminentemente temporal, para derrotarlo es indispensable ligarse a las fuerzas fundamentales de la revolución, de lo contrario la historia continuará pasando por nuestro lado.
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En el mismo libro, del articulo de Liberato Teran ( En la Universidad ¿hora del radicalismo pequeñoburgues?), aquí un resumen.
En varias facultades de la UNAM, y en cualquier otro centro educativo con algo de politización es novedad política diaria el hacer y decir de una amplia gama de grupos ultrarradicales (presentes desde hace mucho tiempo atrás). Se los llama los “vándalos”.
A grandes rasgos; los distintos grupos estudiantiles forman el espectro del izquierdismo universitario no obstante que posean nombres diferentes. Unos están (año1971) por el cogobierno a nivel nacional a lo cual se oponen otros por “utópico”, por la reconstrucción de la organización estudiantil a todos sus niveles, a lo que se oponen los otros por “reformista”. Son folclóricamente distintos (los “enfermos”, los “coyotes”, “los vándalos”) pero no lo son por su caracterización ideológica; se trata de una desviación política notable al interior del movimiento universitario. Al buscar las causas de esta desviación, unos concluían que se debían a: la represión sistemática del Estado, la ausencia de un programa alternativo al movimiento estudiantil en su conjunto, a la debilidad de las organizaciones revolucionarias nacionales , a la negación de las libertades democráticas. Otros agregaban; la corrupción política del Estado, el trafico de drogas, el oportunismo, la lumpenizacion de ciertos sectores del movimiento estudiantil y a la infiltración policíaca.
El caso “enfermos” y “vándalos” sintetiza esa expresión mórbida del movimiento universitario rmexicano. Los conflictos sinaloenses (71-72), dan pábulo a que surjan y se desarrollen posiciones extremistas entre el sector mas activo; los estudiantes. Un grupo presenta el celebre documento de la
“universidad-fabrica”, ahí, en una discusión pobre y constreñida a las cúpulas (y que nunca consiguió el consenso de las fuerzas representadas) surgieron los “enfermos”, que se saltan la dirección y sin mas debate, llevan la propaganda de sus concepciones a las bases. Los “enfermos” (después de sus agresiones, “expropiaciones”, secuestros, asesinatos (mayo,1973), de la desarticulación de la organización estudiantil) van a formar parte de un grupo armado (Liga 23 de Septiembre). En 1974 regresan de aquella aventura a la universidad, una tropa vieja y desmadejada que componían desertores-traidores-agentes nucleados en el grupo de los “insurrectos” (uno de los muchos grupos en que se dispersaron los miembros de la Liga).
El “enfermismo” fue típico pero no exclusivo de Sinaloa, fue una organización con ramificaciones en la mayor parte del país. Enarbolaban consignas del estilo; “fusionarse en la clase obrera pero apoyándonos en la capa mas baja y explotada”, “lucha a muerte y en primer lugar contra el oportunismo”, “guerra a muerte contra los sindicatos de todo tipo”,…. Su “discurso teórico” (si se le puede llamar así, y a propósito de los nuevos aires enfermizos), pobre de todas formas, buscaba reinventar alternativas a la cuestión universitaria.
En 1978 varias incógnitas han sido despejadas; autores y actores destacados han demostrado que fueron presa del sectarismo y dogmatismo (teórico y práctico) del que partían. Lo que hoy –después de meditar lo pasado- tratan de elucubrar los grupos “vandálicos” no es sino una pobre y grotesca caricatura del “enfermismo”.
Los militantes por la democracia y el socialismo en las universidades mexicanas deben conocer esta realidad, comenzando por saber que los rabiosos grupúsculos de hoy día no hacen sino mascullar, rumiar, interjectar, intentar repetir sin muy bien conseguir, los postulados que la “enfermedad” propagandizó hace cinco años {el au. escribe esto en 1978}. Y la pobreza verbal incluso de estas segundas partes, no significa que sean más inofensivos. (El au cita a Goethe: “nada hay mas dañino que la ignorancia activa” ).
En la UNAM, los recientes acontecimientos nos permiten observar las características generales de actuación de grupos pseudo izquierdistas:
a) sus demandas centrales son, en sustancia, reaccionarias; maximalistas o minimalistas (metas imposibles de alcanzar en las condiciones de los grupúsculos) o grandes frases (ejemplo; todos por la revolución comunista), y distraen a las masas de los problemas reales.
b) acostumbran echar la culpa a las masas (actúan al margen de las masas, y después de sus desaguisados se escudan detrás de ellas, culpándolas).
c) distorsionan la verdad (evaden y falsean la realidad)
d) son hirientes sus proclamas y su blanco seguro son organizaciones y partidos serios de la izquierda.
e) estos grupos son fusión de esa amorfa especie de lumpenburgueses y lumpenproletarios (dada la crisis actual es mas fácil ver juniors fugados de casa, desarrapados a lo punk, de la mano de jóvenes desocupados o rechazados de la universidad)
f) su mimetismo (ejemplo; teorizan sobre universidad-fabrica y llaman a destruirla. Viven de la copia extranjera.).
En el libro Aritmética contrarrevolucionaria, su autor Pablo Gonzalez Casanova, radiografió al pormenor la aritmética de la contrarrevolución que implementan sabiamente el imperialismo y la burguesía de cada país. Bien sería que le consultaran los partidarios de la militancia ultrarradical.
El radicalismo pequeñoburgues no es desconocido en las universidades de América Latina, el “enfermismo” tiene ya su “cultura” política y una presencia multinacional.
¿A que causas pueden servir estos {grupos extremistas} radicales pequeñoburgueses en un país como México de tan gran atraso político, con un sistema de educación superior profundamente antidemocrático, aislado y reprimido por el Estado?
La naturaleza y condiciones del capitalismo permiten que el panorama político se amplíe en cuanto a confusión; en particular en México, los Dorados (“camisas doradas” fueron bandas fascistas), porristas en el IPN, ex guerrilleros y hoy agentes políticos en Guerrero, coyotes en Oaxaca y sus correspondientes en la UNAM. El charrismo, al asimilar a muchas de esas sectas (puede hacernos ver la aparición de) una nefasta coordinadora de la provocación.
Se habla ya de una “internacional de la provocación”.Son todos esos grupos que un día comienzan con las frases altisonantes, siguen con los ataques sobre partidos de izquierda y rematan en el asesinato de revolucionarios. Se trata de un tipo peculiar de terrorismo, que incuba en la pequeña burguesía y hace su atalaya en las universidades. Un rasgo mas, notable también es su tendencia a la continua mitosis (su multiplicación constante). Esta enfermedad que hoy vemos (y que no es infantilismo de izquierda) tiene relación con los estratos mas deprimentes de la pequeña burguesía. Es hijo legítimo de este sistema (capitalista). (Debe darse) la lucha contra esa perversión política. (Tendrémos que observar cuidadosamente) su practica política y exigirles consecuencia.
Dentro de las técnicas de contrapropaganda y desinformación que el imperialismo y el Estado promueven es común y corriente etiquetar con extremismo político (a los movimientos). Al identificar como provocadores a grupos de izquierda podemos (quedar no lejos) de la critica de la derecha. a grupos de izquierda. (Necesitamos) indagar las causas objetivas que hacen posible manifestaciones desorbitadas en política; la falta de democracia, el régimen político antidemocrático e intolerante. Hacemos al Estado el primer responsable, consideramos también los errores y debilidades de las fuerzas de izquierda. (Hemos) de favorece la obtención de experiencia, acumulación, para que se forme una masa no autoritaria, tal será el valladar contra las intentonas fascistas y el fundamento mas seguro de la alternativa revolucionaria. Es la hora de la intensa educación de las masas y del impulso a sus luchas en la perspectiva de la democracia y el socialismo.
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(sobre el mismo asunto de análisis y reflexión de) Comportamientos de grupos ultras, va aquí una reseña del siguiente artículo –del mismo libro; La nueva enfermedad , de Gustavo Hirales.
El movimiento estudiantil democrático tuvo un éxito rotundo (finales del año 1972, en la UAS) contra la imposición del reaccionario Armienta Calderon. Dentro de ese movimiento, un grupo mas radicalizado empieza a tener una actitud irracional que llega a adquirir rasgos criminales, “descubre” que todas las tendencias y partidos de izquierda que actuaban en la “legalidad burguesa” y que luchaban por la democracia, eran en realidad agentes de la burguesía. Como consecuencia desarrollan una actividad de enfrentamiento contra la izquierda en general (sabotean toda actividad política, académica o cultural que organizara, hostigan y dan palizas a miembros y dirigentes de base de los partidos y grupos marxistas no enfermos). Las posiciones de los “enfermos” eran las únicas validas (tenían el respaldo de nuestra propia práctica armada), eran prepotentes, desdeñosos hacia otros sectores revolucionarios y se suponían herederos de las mejores tradiciones del movimiento guerrillero y su destino. Se proponían liquidar esa nefasta “dominación ideológica” que los demomarxistas habían impuesto por décadas, al proletariado. Esta actitud ferozmente sectaria y aventurera llevo a los enfermos hasta la agresión armada contra otros militantes de izquierda. Estos son los antecedentes ideológicos y políticos de los “coyotes” y del ultraizquierdismo vandálico en general. La liga 23 de Septiembre fué destruida, sus restos son aun capaces de provocaciones y crímenes estúpidos. Y lo peor; su herencia ideológica ha sido asumida por aquellos que se ostentan como nuevos portadores del fuego sacro de la “única verdad revolucionaria”, de la unigénita “posición proletaria” . La diferencia entre los viejos y los nuevos enfermos es que aquellos, si pasaron a la lucha armada. Los de ahora se conforman, según todos los indicios, con la guerrilla de asamblea, con el desvaído militarismo que tira la piedra y esconde la mano.
Hoy las condiciones son muy diferentes (de aquellas en que se engendró la enfermedad). Resultado de una lucha denodada de nuestro pueblo hay mejores condiciones para abrir espacio político en la antidemocracia existente, y realizar un trabajo político entre las masas. Un reavivamiento de la enfermedad constituye objetivamente una provocación.
El espectro ultraizaquierdista tiende a ensancharse; sus armas de combate son la vieja fraseología chillonamente izquierdista, la calumnia, la confusión, y la apelación demagógica a los peores instintos y a los prejuicios anticomunistas presentes en ciertos sectores sociales. La Liga llamaba a destruir la universidad-fabrica, la consideraba “centro de capacitación de la oficialidad opresora-represora de los capitalistas”. Acusábamos { el autor se incluye en esa posición ultra, de aquellos momentos}a los “demócratas” de que con sus proyectos de democratización universitaria, lo único que en realidad buscaban era modernizar el “aparato productivo” de la burguesía. Cuando; tropelías, agresiones y provocaciones de los enfermos eran denunciados, respondían acusando de delatores y “policías políticos” a quienes los señalaban y les hacían merecedores de muerte. Los neoenfermos no pueden escapar al mimetismo caricaturesco de toda enfermedad infantil. De acuerdo con su miserable política inmediatista y apocalíptica, todo aquel que no coincida con ellos es un paralizador y confusionista, para ellos toda lucha es la primera y última razón, aunque de vez en cuando se muestren “flexibles” con las autoridades.
Ese matiz de la enfermedad: del enjuiciamiento sumario, franco rechazo al dialogo, a la discusión y a la discrepancia política (con una dosis considerable de dolo, ataque personal y calumnia) es ya un principio de lumpenizacion. Son atributos muy (apropiados) a nuestros nuevos cruzados de la ultraizquierda.
Los ultras al suponer que su política es la única justa (como en otro tiempo lo creíamos en la Liga) se ven a si mismos como los iniciadores de la lucha de clases, como los elementos constituyentes del polo proletario-popular, de la correlación de fuerzas que apenas está naciendo: la realidad es su realidad. Son incapaces –como le paso a la Liga- de elevarse por sobre el estrecho horizonte que les marca su origen de clase, sus posiciones pequeñoburguesas barnizadas de marxismo, no les permite concebir su propia actividad politica inserta dentro de un marco de correlación de fuerzas dada y en movimiento.
Esta política del pequeñoburgues endurecido, torpe y miope (al introducir la confusión, la desunión y la provocación ) hace el juego a las fuerzas (muy reales) que están contra el progreso democrático y encarnan la contrarrevolución.
Los ultraizquierdistas coinciden con la campaña reaccionaria de expulsar de las universidades a los comunistas y otras fuerzas de izquierda, cuyo objetivo solo puede ser; su entrega a manos de la reacción y del PRI.
La ultraizquierda juega el juego de la derecha y del régimen, entre otras cosas, porque carece de un proyecto estratégico propio y porque su política se determina de un día para otro, de acuerdo a las “circunstancias” (aunque también son blanco de la represión en determinadas situaciones). Y no decimos que la ultraizquierda provoque la represión sino que facilita y da pretexto a su desencadenamiento. Represión e izquierdismo (enfermo, o ultra) se configuran como constantes del Estado despótico, del atraso político y de la descomposición social. La ultraizquierda (falsa izquierda) en realidad no tiene, ni ofrece perspectiva de lucha (ni a corto ni a largo plazo) a las masas, es totalmente incapaz de elaborarla.
La izquierda histórica, objetiva, real debe entender en sus raíces, el actual auge neoenfermo y su importancia, desplegar con rigor y combatividad su política democrática y revolucionaria en todos los terrenos de la actividad social, incluidos los medios donde los ultras medran.
El (ultra)izquierdismno se ha alimentado de las debilidades del partido comunista y de la izquierda en general; la persistencia en estas organizaciones de un conjunto de practicas viciadas, de desviaciones y de falta de sensibilidad política, traban la lucha contra (lo ultra).
Los (ultras) cuando son de buena fe, solo tienen el corazón caliente y en la cabeza un nido de avispas furiosas. Los comunistas combinan la más ardiente pasión revolucionaria con el más frío y objetivo análisis de las situaciones y de las tareas necesarias. Esto es lo que hay que poner en juego.
{Que bueno que tenemos mucho en que pensar y reflexionar, en este 2007, México DF}